Videoblogs y redes sociales: Herramientas de esperanza

Por lo general, los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días encuentran personas para enseñarles sobre Jesucristo en espacios públicos. Sin embargo, las restricciones que resultan del COVID-19 han alterado drásticamente la forma en que los misioneros comparten su mensaje.

La hermana Meisenfelder y la hermana Costa, de la Misión Alpina de habla alemana, que prestan servicio en Basilea, Suiza, han sido muy creativas en la forma en que comparten su conocimiento del Evangelio.

“Recibimos una llamada de la oficina de la misión preguntándonos si podíamos hacer un videoblog”. No teníamos ni idea de cuál sería el resultado. La oficina publicó nuestro videoblog en Facebook y “zas”, ya teníamos más de diez personas que se comunicaron con nosotras inmediatamente. Fue increíble que las personas se pusieran en contacto con nosotras, en lugar de lo contrario. Hemos tenido la oportunidad de hablar con más de cuarenta personas por medio de nuestros videoblogs, usando WhatsApp como herramienta para los mensajes de texto. ¡Qué bendición ha sido compartir nuestro testimonio de Jesucristo y de Dios con estas personas que no habíamos conocido en persona! Hicimos buenos contactos”, informó la hermana Meisenfelder.

“Por ejemplo, una joven nos mandó un mensaje por medio del videoblog y nos habló de sus inseguridades y de que sentía que no encajaba en el mundo actual. Luego compartimos con ella lo mucho que Dios la ama y cuánto valor tiene a los ojos de Dios. Los principios que compartimos con ella acerca del Evangelio de Jesucristo le conmovieron el corazón”, explicó la hermana Costa.

La hermana Meisenfelder y la hermana Costa, de la Misión Alpina de habla alemana.
La hermana Meisenfelder y la hermana Costa, de la Misión Alpina de habla alemana.

El élder Zachariah Qureshi, que presta servicio en la Misión Bélgica/Países Bajos, relata su historia que comenzó hace más de un año mientras realizaba un programa de estudio de árabe en Jordania.

“Mis amigos y yo entablamos amistad con un refugiado cristiano de Irak que se llamaba Ronsoon. Siempre estaba con nosotros. Después de algún tiempo, nos invitó incluso a cenar en casa de sus padres. Debido a ciertas medidas de seguridad, a los alumnos del programa se les prohibía compartir el Evangelio con cualquier nativo de la región, independientemente de su religión”.

“Viajemos en el tiempo hasta esta primavera, cuando un misionero en Suecia, a quien yo había conocido durante mi capacitación misional, me pidió que compartiera mi testimonio por medio de un sencillo mensaje en Facebook. Muy agradecido, publiqué algo rápido en árabe. ¡Ronsoon fue el primero en dejar un comentario! Tan pronto como puse que me habían “gustado” sus comentarios, me llamó por Facebook Messenger. Me preguntó qué tal estaba y cuál era la situación en los Países Bajos”.

“Me dijo que, desde que nos habíamos visto por última vez, había establecido su residencia en Sydney, Australia. Me hizo un recorrido en vídeo de su apartamento y me mostró todos los cuadros que tenía de Jesús y las cruces de madera que su vecino había tallado para él. Comencé a hablarle acerca del Libro de Mormón y me preguntó cómo podía obtener un ejemplar”.

“Asombrosamente, conocí a alguien en Sydney que podría ayudar con una referencia, el élder Runia, un misionero de nuestra misión que había sido relevado temporalmente debido al coronavirus. Ahora vivía con sus padres en Sydney, quienes eran líderes misionales en esa área”.

“Ha sido genial para mí ver cómo se ha cerrado el círculo completo. Por ejemplo, los primeros alumnos que conocieron a Ronsoon en Jordania, mi publicación en Facebook en árabe y luego el élder Runia que pudo entregarle un Libro de Mormón en Sydney, Australia. Gracias a todas estas circunstancias, mi amigo tendrá ahora la oportunidad de conocer la restauración del evangelio de Jesucristo. Incluso durante la cuarentena, podemos marcar la diferencia desde nuestro apartamento y compartir el evangelio de Jesucristo con los amigos cercanos y lejanos”, explicó el élder Qureshi.

El élder Qureshi, de la Misión Bélgica/Países Bajos.
El élder Qureshi, de la Misión Bélgica/Países Bajos.

La hermana Fearn y la hermana Bollard, de la Misión Francia París, descubrieron que el estar en cuarentena ofrecía oportunidades únicas para servir y tender la mano a las personas que de otra manera eran indiferentes en cuanto a su mensaje.

“Hemos podido encontrar a varias personas nuevas para enseñarles acerca de Jesucristo. Uno de ellos, Aziz, había conocido La Iglesia de Jesucristo hace dos años y había planeado bautizarse. Debido a su horario de trabajo, no pudo encontrar tiempo para reunirse con los misioneros, dijo la hermana Bollard.

“Al esforzarnos por encontrar a nuevas personas para enseñarles, decidimos enviar un mensaje de grupo en WhatsApp. Les pedimos a las personas que nos escribieran un mensaje si creían en Jesucristo. Varias personas respondieron y empezamos a hablarles individualmente. ¡Aziz era uno de ellos! Él nos dijo que, gracias a Jesucristo, tenía un don para cortar el pelo y que a causa de ese don, fue capaz de cambiar de trabajo. Ahora está más disponible para escuchar los mensajes del Evangelio restaurado. Nos dijo que había estado leyendo el Libro de Mormón durante dos años, desde la última vez que se había reunido con los misioneros”, explicó la hermana Fearn.

Muchos obstáculos que ha provocado el COVID-19 se han eliminado debido a la creatividad de esos jóvenes misioneros y misioneras al utilizar la tecnología para conectarse con nuevos amigos. El evangelio de Jesucristo brinda esperanza a quienes buscan significado a su vida.

La hermana Bollard y la hermana Fearn de la Misión Francia París.
La hermana Bollard y la hermana Fearn de la Misión Francia París.