El pasado 8 de agosto tuvo lugar un evento interreligioso organizado por la Iglesia de la Cienciología en su sede de Madrid, el cual formará parte de un documental que dicha iglesia prepara para ser lanzado a nivel mundial a través de su canal televisivo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue invitada a participar por el señor Iván Arjona Pelado, presidente y representante ante las instituciones de la Unión Europea, el Consejo de Europa, la OSCE y las Naciones Unidas, así como presidente del Comité de Suboficiales sobre Libertad de Religión para la ONU en Ginebra. En representación de dicha iglesia asistieron el élder Ángel J. Gómez, Setenta de Área de Europa Central, y el élder Samuel López, también Setenta de Área y presidente del Consejo Nacional de Comunicaciones. Asimismo, el encuentro contó con la presencia de un representante de la fe bahá'í.
El objetivo principal fue compartir las distintas realidades y creencias en torno a temas como la solidaridad y la paz. En un ambiente distendido y respetuoso, se desarrolló un enriquecedor diálogo en el que se expusieron los diversos servicios humanitarios que la Iglesia y sus miembros llevan a cabo mediante llamamientos, servicios y misiones. Asimismo, se presentaron proyectos de ayuda humanitaria de distintas índoles que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está desarrollando en todo el mundo, y en particular en la región de Europa Central.
La reunión también brindó la oportunidad de reflexionar sobre el amor de Dios hacia nuestro prójimo y cómo el Salvador Jesucristo nos ofrece el ejemplo perfecto de ese amor. Se compartió el mensaje del presidente Russell M. Nelson sobre la urgente necesidad de ser pacificadores en estos últimos días, como vía para alcanzar la paz que tanto anhelamos y necesitamos.
Al finalizar el debate, se abrió un espacio de preguntas y respuestas en el que el público pudo participar activamente, enriqueciendo aún más el intercambio de ideas y testimonios.
Fue hermoso aprender de nuestros amigos de otras confesiones y descubrir que, a pesar de las diferencias, existen lazos que nos unen y edifican. Compartir nuestras creencias con respeto y admiración facilita el aprendizaje mutuo y fortalece los vínculos de unión, fraternidad y colaboración. Al mismo tiempo, amplía nuestra comprensión y gratitud al Señor por los firmes fundamentos de nuestros valores y creencias en Jesucristo.
