Una tradición rusa en Sevilla: Navidad y carnaval de año nuevo en la Estaca de Sevilla

El pasado 11 de enero de 2025, la Estaca de Sevilla tuvo el honor de colaborar con la Asociación Rusa Matriochka, dirigida por Svetlana, para celebrar una festividad única: la Navidad y el Carnaval de Año Nuevo ruso. Esta iniciativa fue promovida y facilitada por la dirección de comunicación de la Estaca de Sevilla, encabezada por su directora de comunicación, que no dudó en ofrecer las instalaciones de La Iglesia para esta celebración.

En Rusia, al igual que en muchos otros lugares del hemisferio occidental, los hogares se decoran con árboles navideños, conocidos como 'Yolka'. Estos abetos se adornan con luces y esferas, en una tradición similar a la nuestra. Sin embargo, en Rusia, quien trae los regalos no es Santa Claus, Papá Noel ni San Nicolás, sino Ded Moroz, conocido en español como 'Abuelo Frío'. Este entrañable personaje llega acompañado de su nieta Snegurochka.

Ded Moroz no entra por la chimenea ni por la ventana, sino que llama a la puerta con su enorme saco de regalos. Con su larga barba blanca, abrigo rojo con ribetes de piel y gorro a juego, Ded Moroz se distingue del conocido Papá Noel. Además, siempre lleva consigo un bastón, con el que puede 'congelar' a aquellos que intenten arruinar las fiestas. A diferencia del robusto Papá Noel, Ded Moroz es delgado, fuerte y muy alto, lo que a veces provoca temor en algunos niños. Su residencia oficial no está en el Polo Norte, sino en Veliki Ustiug, un pueblo a unos 950 kilómetros al norte de Moscú.

Las tradiciones rusas siguen el antiguo calendario juliano, por lo que la Navidad Rusa se celebra el 7 de enero. La celebración organizada en la Estaca de Sevilla fue una tarde amena y llena de alegría. Los niños, acompañados de sus padres, llegaron con sus coloridos disfraces para disfrutar de una jornada de teatro, cantos y sorpresas.

Este evento no solo permitió a la comunidad rusa en Sevilla celebrar sus tradiciones, sino que también brindó una oportunidad para que otras personas pudieran conocer y apreciar la riqueza cultural de Rusia. Fue, sin duda, una muestra más de cómo la diversidad y la colaboración pueden enriquecer nuestras vidas y fortalecer nuestros lazos comunitarios.