La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con un largo historial de labor humanitaria en Europa. Sin embargo, el trabajo de asistencia a los refugiados en particular ha evolucionado a lo largo de dos décadas. Desde muy joven, Barbara Spezini tenía un sueño. Soñaba con un mundo en el que las mujeres víctimas de violencia y abuso que huían de sus maltratadores pudieran encontrar consuelo, recuperar la autoestima y aprender habilidades para mejorar su vida. Pero no solo lo soñaba, hacía algo al respecto. En 2003 comenzó a ayudar a mujeres en peligro, trabajando como voluntaria en un hospital, asistiendo a chicas jóvenes de Rumanía que buscaban liberarse de una vida de prostitución forzosa.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con un largo historial de labor humanitaria en Europa. Sin embargo, el trabajo de asistencia a los refugiados en particular ha evolucionado a lo largo de dos décadas. Desde muy joven, Barbara Spezini tenía un sueño. Soñaba con un mundo en el que las mujeres víctimas de violencia y abuso que huían de sus maltratadores pudieran encontrar consuelo, recuperar la autoestima y aprender habilidades para mejorar su vida. Pero no solo lo soñaba, hacía algo al respecto. En 2003 comenzó a ayudar a mujeres en peligro, trabajando como voluntaria en un hospital, asistiendo a chicas jóvenes de Rumanía que buscaban liberarse de una vida de prostitución forzosa.
Colori Vivi se dedica a la fabricación, con fines comerciales, de ropa y accesorios para mujer. Con sede en Turín, Colori Vivi ofrece trabajos de confección y formación profesional a las madres, que a su vez pueden cuidar mejor de sí mismas y de sus hijos. La creatividad inherente al diseño de moda también ha sido una habilidad valorada por estas mujeres, que han resultado decisivas a la hora de seleccionar colores y tejidos. “Un nuevo miembro de nuestro equipo, que se llama Sadia, inspiró un patrón de tela de noche estrellada para una prenda concreta”, añadió Barbara. “Cuando huía de una prisión en Libia, huyó en la oscuridad de la noche contando solo con la luz de las estrellas para guiarla hacia la libertad. Sadia recordó ese evento traumático y lo convirtió en algo inspirador y sublime”, concluyó.
Las mujeres que trabajan en Colori Vivi emigran de muchas regiones, incluyendo las de Nigeria, Somalia y Libia. La mayoría han huido de aldeas devastadas por la guerra, han escapado del maltrato conyugal o han abandonado una vida en la calle. Llegan con poco más que determinación y esperanza. Un empleo remunerado y una vivienda asequible marcan una diferencia importante en su vida y en la de sus hijos. La cultura de trabajo y la misión de Colori Vivi es una de autonomía, crecimiento personal y sostenibilidad medioambiental. Grace, una de las trabajadoras, lo expresó perfectamente de este modo: “Siempre le pido a Dios que este trabajo de confección me lleve a mi destino y me permita criar y educar a mis hijos”, dice.
Latter-day Saint Charities (LDSC) es una entidad sin ánimo de lucro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. LDSC mantiene una larga relación de confianza con Barbara Spezini, iniciada por las donaciones filantrópicas del antiguo matrimonio de misioneros Bob y Leslie Gale. “Barbara ha convertido la ayuda a otras mujeres en la misión de su vida”, comentó Kraig Christensen, misionero de ayuda humanitaria y autosuficiencia. “Es un privilegio para nosotros contribuir a sus buenas obras y apoyar su visión inspirada”.
En los últimos años, LDSC ha proporcionado máquinas de coser y de confección especializadas en cuero y otros tejidos especiales. También han comprado recientemente suministros y nuevas telas para Colori Vivi “Barbara es una mujer cristiana de mucha fe, y compartimos con ella muchos valores”, continuó Christensen. En 2021, Colori Vivi hizo una previsión de más de 70 000 euros en ventas. Este crecimiento se compara con las ventas de 41 000 euros en 2020 y 27 000 euros en 2019.
Ser autosuficientes e independientes son objetivos importantes para las mujeres migrantes que trabajan en Colori Vivi. Hasta la fecha, 44 familias han recibido empleo o vivienda, y más de 100 han recibido ayuda para cubrir necesidades específicas. Hay un dicho en Italia que dice que uno tiene que beber de sus propias manos y no de las de los demás. “Estas mujeres resilientes quieren poder beber de sus propias manos”, concluyó Barbara. “Colori Vivi se dedica a ayudarlas a conseguirlo”.