Un nuevo año con fe en Cristo

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Élder Axel Leimer Setenta Autoridad de Área

Vivimos en tiempos de gran conmoción. Las noticias a diario y nuestros desafíos personales podrían hacernos desfallecer y vencernos por el temor. Sin embargo, los profetas han enseñado que la fe disipa el temor y produce un fulgor de esperanza. Las escrituras definen la fe como confianza en Jesucristo. Confiamos en que Él es el Hijo de Dios y que por medio de la expiación tiene el poder para salvarnos.

La fe en Jesucristo es el primer principio del Evangelio. Nos da el poder para:

La fe es un gran poder positivo que nos puede elevar por encima de las nubes de la preocupación y ayudarnos a llegar a ser sanados en Cristo. El acceso a la fe no se limita a los que ya sean fuertes, ni depende de nuestra profesión o condición social. En realidad, está al alcance de todos los que escojan seguir a Cristo y Su doctrina sencilla: arrepentirse y bautizarse. Una vez hayamos escogido abrazar ese evangelio y obrar según esa doctrina, incluso los más débiles de nosotros serán fortalecidos. “La fe en Jesucristo es una dádiva del cielo que se recibe al elegir creer y al procurarla y aferrarnos a ella'. “Si escogemos seguir a Cristo con fe, en lugar de escoger otro camino por temor, se nos bendecirá con la consecuencia que va de acuerdo con lo que hayamos elegido'.

Si elegís renovar vuestra fe en este nuevo año, podéis seguir varios pasos sencillos: Primero, llegad a conocer y amar al Salvador. Podéis empezar escuchando o leyendo Su palabra. Decidid que no dejaréis de asistir a la Iglesia o de leer las escrituras, sobre todo el Libro de Mormón. Leed el Libro de Mormón con la intención de llegar a conocer mejor al Salvador. Podéis subrayar las referencias que tengan que ver con Sus atributos y enseñanzas. Segundo, al crecer vuestra fe, decidid que viviréis conforme a Sus enseñanzas. “Cuando tenemos fe en Cristo, aceptamos y aplicamos Su expiación y Sus enseñanzas. Confiamos en Él y en lo que dice... Creemos en Cristo y creemos que Él desea que guardemos todos Sus mandamientos. Deseamos obedecerle a fin de demostrar nuestra fe' (véanse las págs. 61-62 del manual Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional).

Una vez lleguemos a conocerlo, tendremos un mayor deseo de guardar Sus mandamientos. El Salvador enseñó con sencillez: “Si me amáis, guardad mis mandamientos'. Esta enseñanza es tan sencilla como poderosa. Deberíamos guardar los mandamientos, no por miedo, sino motivados por amor. El Señor nos invita a guardar Sus mandamientos y guardar Su ley como a la niña de nuestros ojos y escribirla en nuestros corazones. Al profetizar sobre el nuevo convenio en los últimos días, el Señor dijo: “Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

Al seguir cambiando el mundo y al desfallecer el corazón de los hombres, se puede hallar fuerza y paz mediante la fe en Jesucristo. Cristo nos ofrece aligerar nuestra carga. Como los más débiles entre los débiles, aferrémonos a esa fuente de fortaleza y experimentemos un nuevo año con más fe y una confianza mayor en nuestra propia salvación.