Comunicación

Solidaridad en tiempos difíciles: el Centro Folgado agradece el respaldo de la Iglesia tras la DANA

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue invitada a participar en el trigésimo aniversario del Centro de Formación Profesional Folgado (CFFolgado), en Valencia. Un acto cargado de gratitud, memoria y esperanza, que reconoció el esfuerzo conjunto de diversas entidades en la reconstrucción del centro tras las devastadoras inundaciones provocadas por la DANA.

Matrimonio Rees, misioneros de servicio encargados de autosuficiencia; Manuel Folgado, director del centro; Toni González, directora Comunicación y Javier Martínez, segundo consejero de la presidencia de la Estaca de Valencia. María Antonia González Colmena
Matrimonio Rees, misioneros de servicio encargados de autosuficiencia; Manuel Folgado, director del centro; Toni González, directora Comunicación y Javier Martínez, segundo consejero de la presidencia de la Estaca de Valencia.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue invitada a participar en la emotiva celebración del trigésimo aniversario del Centro de Formación Profesional Folgado (CFFolgado), que tuvo lugar el pasado 10 de julio en Valencia.

El acto reunió a todo el personal del centro, así como a representantes de otras entidades, empresas, centros de estudios, universidades y del Ayuntamiento de Valencia.

El CFFolgado fue gravemente afectado por las inundaciones provocadas por la Dana que azotó Valencia, sufriendo importantes daños en sus instalaciones, talleres y aulas de formación. Algunas de las entidades presentes en la ceremonia —entre ellas la Iglesia— desempeñaron un papel clave en su reconstrucción y puesta en marcha.

Matrimonio Rees con Helamán Rubio, profesor de los módulos de electricidad y refrigeración y miembro del barrio de Catarroja. María Antonia González Colmena
Matrimonio Rees con Helamán Rubio, profesor de los módulos de electricidad y refrigeración y miembro del barrio de Catarroja.

Durante la ceremonia, se reconoció públicamente el apoyo brindado por la Iglesia, cuya ayuda fue fundamental para que el centro pudiera continuar con su labor educativa, especialmente dirigida a jóvenes, migrantes y mujeres en situación de vulnerabilidad.

La ayuda solidaria de la Iglesia se centró en tres áreas principales:

  • Reposición de maquinaria y herramientas esenciales para los talleres, así como la adquisición de nuevos materiales formativos.
  • Rehabilitación de talleres, aulas y zonas comunes.
  • Capacitación del personal técnico en el uso de la nueva maquinaria.

Fue una mañana de celebración y agradecimientos. El ambiente rebosaba de alegría y el centro lucía renovado, con sus zonas comunes embellecidas por jardines, plantas y flores. Los estudiantes y profesores del área de jardinería realizaron un trabajo excepcional y fue un privilegio poder ser testigos de todo ello.