Me bauticé a los quince años e inmediatamente comencé a asistir al seminario hasta graduarme. Uno de mis maestros fue Carlos Maroto, quien fue también mi obispo, me mandó a la misión y serví en la Misión España Sevilla.
Seminario me fue de gran ayuda en la obra misional. Recordaba los pasajes de las Escrituras que había memorizado como estudiante, la doctrina aprendida en mi clase me resultaba familiar al enseñar. Para mí no era un desafío levantarme temprano, pues durante muchos años asistí al seminario matutino.
Al regresar de la misión, me inscribí en Instituto, lo cual me trajo muchas bendiciones. La primera y más importante fue conocer a mi futura esposa, Consu, quien era la maestra y yo su alumno preferido. En ese tiempo, estaba cumpliendo con el servicio militar y buscaba la manera de asistir los viernes a la clase para aprender del Evangelio y ver a la maestra. Nos casamos cuando ambos teníamos 22 años y continuamos asistiendo a las clases. Me gradué de Instituto ya casado y con hijos.
Como matrimonio nos ocupamos de que nuestros seis hijos se graduaran de seminario porque sabíamos que esto les ayudaría en su progreso. Consu y yo hemos tenido el privilegio de servir por muchos años como maestros de Seminario e Instituto y hemos comprobado cómo estos programas bendicen la vida de los jóvenes y los ayudan a acercarse más sinceramente al Salvador.
En España, cientos de maestros han sido llamados para enseñar clases de seminario e Instituto a miles de alumnos. Estas clases de religión son para jóvenes de 14 a 17 años en el caso del seminario, y de 18 a 35 años en el caso de Instituto. Ambos programas tienen un mismo propósito: ayudar a los jóvenes a profundizar su conversión a Jesucristo y a Su Evangelio restaurado, hacerse merecedores de las bendiciones del templo y prepararse ellos mismos, a sus familias y a los demás para la vida eterna con su Padre Celestial.
Estos maravillosos maestros aman a sus alumnos, fomentan un aprendizaje diligente, enseñan la doctrina por medio del Espíritu y, sobre todo, se centran en Jesucristo. Los maestros de seminario e Instituto reciben capacitaciones especiales para cumplir con este propósito. En septiembre pasado, tuvimos una capacitación en Barcelona, donde los maestros fueron sensibilizados sobre la gran labor que tienen por delante y cómo llevarla a cabo.
Se espera que los alumnos reciban enseñanzas relevantes, alcancen una mayor comprensión del Evangelio y desarrollen un sentimiento de pertenencia. Este año, el presidente Russell M. Nelson invitó a todos los jóvenes a asistir a las clases de seminario e Instituto, prometiéndoles hermosas bendiciones si lo hacen.