Escrituras
Yo, el Señor, requiero el corazón de los hijos de los hombres (D. y C. 64:22). He aquí, él se ofrece a sí mismo en sacrificio por el pecado, para satisfacer los fines de la ley, por todos los de corazón quebrantado y de espíritu contrito; y por nadie más se pueden satisfacer los fines de la ley (2 Nefi 2:7).
Preguntas
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¿De qué maneras se nos pide que nos sacrifiquemos?
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¿Qué has consagrado al Señor?
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¿Por qué se requiere un corazón quebrantado y un espíritu contrito para liberar el poder de la Expiación del Salvador?
Objetivo
El Padre Celestial nos ha dado todas las cosas, incluido a Su Hijo Unigénito. Él nos guiará de regreso a Su presencia a medida que le ofrezcamos libremente todo lo que somos, incluido un corazón quebrantado y un espíritu contrito.