
Un amoroso recordatorio:
“Nos exhorto a todos nosotros, tanto a los jóvenes como los adultos que sean llamados a discursar en una reunión en el nombre del Señor, a desechar los sentimientos de inseguridad e incapacidad. No es necesario que utilicemos un lenguaje sofisticado para transmitir reflexiones profundas. Las palabras sencillas de un testimonio lo conseguirán. El Espíritu les dará las palabras que deben pronunciar y las transmitirá al corazón de las personas humildes que buscan la verdad de Dios. Si seguimos esforzándonos por hablar en el nombre del Señor, algún día nos sorprenderemos al descubrir que hemos amonestado, exhortado, enseñado e invitado con la ayuda del Espíritu para bendecir las vidas de otros con un poder muy superior al nuestro”.
Presidente Henry B. Eyring