La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue invitada a participar el pasado 23 de marzo en la celebración de Naw-Rúz, una de las festividades más importantes de la Fe Bahá'í.
Naw-Rúz es el año nuevo y un día de regocijo que marca el final de un ayuno de 19 días. Se celebra en torno al 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera. Naw-Rúz significa “Nuevo Día” en farsi, el idioma de Persia. Esta festividad se celebra desde hace más de tres mil años en múltiples regiones y religiones, incluidos los zoroastrianos, muchos musulmanes y todos los bahá'ís del mundo.
Ocurre cuando el Sol cruza el ecuador celeste e iguala la duración de la noche y el día, marcando el inicio de la primavera en el hemisferio norte. Pero Naw-Rúz también representa algo mucho más importante que el cambio de un nuevo año. Las enseñanzas bahá'ís explican que Naw-Rúz simboliza “el día de Dios”, cuando se produce un nuevo despertar del espíritu, surge una primavera espiritual y la luz de una nueva revelación ilumina por igual a toda la creación de Dios.

Los miembros de la Iglesia que asistimos fuimos testigos del canto de los más pequeños, de la reflexión que los jóvenes compartieron al hablarnos sobre la importancia del compañerismo frente a la individualización, y nos comprometimos a aportar, cada uno, algo para hacer brillar esa primavera espiritual. De la misma forma en que, con la llegada de la primavera, el mundo entero cambia su atuendo, nosotros también nos proponemos cambiar y mejorar.
Mientras degustábamos un delicioso refrigerio, tuvimos la oportunidad de fortalecer lazos, disfrutar de la mutua compañía y compartir creencias y sentimientos.