Finalizaré mi misión de tiempo completo en la Misión España Barcelona a finales de junio de 2025. En Utah, de donde soy originario, hablar de la misión es algo común. Desde el principio, entendí que la razón por la cual vine a servir no era solo por tradición, sino porque el Señor así lo quería. Vine por amor y obediencia.
Antes de partir, creía que la misión sería un periodo de dos años apartado de la vida real. Pensaba que volvería y retomaría mi camino sin grandes cambios. Sin embargo, ahora comprendo que la misión no es un paréntesis, sino una etapa fundamental en la vida. Aprendí a ver con mayor claridad las prioridades: la familia es primero, el Evangelio es más importante que cualquier entretenimiento, y la misión es una oportunidad para moldear el futuro.
Uno de los mayores aprendizajes ha sido la obediencia. Cuando somos obedientes por amor a Dios, permitimos que la Expiación de Jesucristo transforme nuestros corazones. Este principio ha cambiado mi manera de vivir, ayudándome a experimentar un gozo más profundo y duradero. Ahora, tengo el deseo de esforzarme constantemente por vivir el Evangelio de Jesucristo.
Aunque me entristece concluir mis dos años de misión de tiempo completo, sé que mi trabajo no termina aquí. Al regresar, seguiré amando a Dios y a mi prójimo, y continuaré invitando a otros a venir a Cristo. Mis planes incluyen ir a la universidad y estudiar negocios, un camino en el que aplicaré muchas lecciones aprendidas en la misión. Aquí desarrollé habilidades clave como el trabajo en equipo, la resiliencia y la perseverancia. Para lograr un cambio en la vida, hay que enfrentar desafíos, y la misión ha sido un entrenamiento invaluable en ese sentido.
A los jóvenes que contemplan servir, les digo que una misión de tiempo completo es una oportunidad extraordinaria. En primer lugar, es un mandamiento para los hombres. En segundo lugar, quienes se embarcan en este servicio experimentarán una transformación total y positiva. Sé, por experiencia propia, que, al servir con toda nuestra alma, mente, fuerza y corazón, comprendemos mejor el poder de la Expiación de Jesucristo. Con ello, viene un gozo más profundo, una paz verdadera y un futuro más brillante.
A veces, la vida parece difícil, pero el servicio misional nos da herramientas para enfrentar sus desafíos y nos enseña lecciones que pueden cambiar el mundo. Testifico que el cambio que anhelamos está en Jesucristo y su Expiación. No podemos encontrar verdadero gozo sin Él. Jesucristo es la vida, la verdad y la luz del mundo. Servir en la misión transformará vuestra vida y os acercará más a Él.
