El 19 de marzo de 1999, el entonces Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Gordon B. Hinckley, dedicó el Templo de Madrid. El mes de marzo de 2024 celebramos, por tanto, el vigésimo quinto aniversario de su dedicación.
La compra del terreno en el que se construyó el Templo de Madrid es uno de tantos milagros que suelen acompañar la construcción de los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Sobre este milagro, nos cuentan que el Presidente Gordon B. Hinckley, miembro entonces de la presidencia de la Iglesia, después de haber visto muchos terrenos en el centro y en los alrededores de la ciudad de Madrid en diferentes visitas, fue a ver un solar que la iglesia había comprado en el barrio madrileño de Moratalaz, para edificar un centro de estaca. Ese solar tenía unos 2.250 m2. Después, el presidente Hinckley y su acompañante, el Elder M. Russell Ballard, del Consejo de los Doce Apóstoles, fueron a ver un solar cercano a aquel futuro centro de estaca. Ese solar era propiedad de la Comunidad de Madrid; su uso estaba aún por definir, y su venta estaba bloqueada por un contencioso administrativo existente entre la Comunidad y el Ayuntamiento sobre los derechos del terreno.
Y no era la primera vez que la iglesia intentaba comprar esa parcela, porque no eran muchos los solares de equipamiento de la ciudad de Madrid que permitían el uso religioso. Esa parcela era muy atractiva, porque tenía una gran superficie, y estaba muy bien comunicada por metro y autobús.
Después de ver el solar, el presidente Hinckley y el Elder Ballard siguieron la ruta establecida para ese día, y viajaron a la ciudad de Alcalá de Henares, que está a poco más de 30 km de la ciudad de Madrid.
Cuando llegaron a Alcalá de Henares, el grupo fue a la capilla, y el presidente Hinckley y el Elder Ballard se sentaron en unas sillas en el salón sacramental. Después de hablar unos minutos, el presidente Hinckley se levantó, y se dirigió al grupo que les estaba llevando a los diferentes lugares, y preguntó a Francisco Serrano, responsable de la búsqueda de solares, lo siguiente: “¿Tenemos tiempo antes de ir al aeropuerto para volver al solar que vimos anteriormente?”.
Salieron, pues, de nuevo para la ciudad de Madrid. Al llegar, apartaron los coches, y el presidente Hinckley y el Elder Ballard, mientras los demás esperaban en los coches, entraron en el solar, y estuvieron paseando y hablando. Minutos después, el presidente Hinckley entró en el coche en que los habían llevado de un lado para el otro. Y el Elder Ballard dijo a Francisco Serrano: “Este es el lugar escogido como solar del templo”. El hermano Serrano le respondió: “Elder Ballard, eso será muy difícil, porque este solar no está en venta”. Y el Elder Ballard respondió lo siguiente: “Hermano, vaya al Ayuntamiento, y dígales que el Profeta del Señor ha elegido este lugar para construir la Casa del Señor; y no se preocupe: no habrá problemas”.
El Elder Ballard entró en el coche con el presidente Hinckley, y salieron todos hacia el aeropuerto, dejando a los responsables de la búsqueda del terreno con esa “misión imposible”.
Durante semanas se intentó desbloquear la situación que impedía comprar el solar, hasta que ocurrió “el milagro”: el Ayuntamiento decidió que deseaba construir una biblioteca pública en Moratalaz, y necesitaban para ello el solar que la iglesia había comprado para construir un centro de estaca, porque ese solar estaba al lado de la futura Junta de Distrito. Y el plan del Ayuntamiento era convertir la manzana en la que estaba el solar de la iglesia en una zona de equipamiento, con la Junta de Distrito, un Ambulatorio, una Biblioteca, un centro social y otros edificios. Y ahí comenzaron las negociaciones para ceder el solar de 2.250 m2 por el terreno de 13.000 m2 en el que construir el templo, pagando la suma de dinero necesaria para compensar la diferencia de extensión de ambas parcelas.
Cuando años antes se escogió el barrio de Moratalaz para ubicar un centro de estaca, y se compró el solar en el que construirlo, nadie sabía que se estaba preparando el camino para la compra de un solar que no sólo incluiría un centro de estaca, sino también todo un complejo en el que el templo sería su edificio principal. Y se estaba preparando el camino para el cumplimiento de las palabras de un Apóstol cuando tomó una decisión que en ese momento era imposible de cumplir.
Concluida la compra del terreno, la primera palada que daría comienzo a la construcción se llevó a cabo el 11 de junio de 1996.
Tras la ceremonia, empezó la construcción del complejo de edificios de la manzana del templo, que incluía el templo, con tres plantas y una superficie de 4.059 m2; un edificio multiusos, con ocho plantas y 6.466 m2, y un centro de estaca, con 1.659 m2 . La construcción de todo esto duró 26 meses.
Una vez terminada la construcción, las puertas del templo se abrieron para todas las personas que quisieran visitarlo. La Jornada de Puertas Abiertas comenzó el 18 de febrero de 1999, y se prolongó hasta el 13 de marzo. El número total de visitantes fue de 100.222.
El 19 de marzo de 1999, Gordon B. Hinckley, entonces Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ofreció la Oración Dedicatoria del Templo de Madrid. Este Templo prestaría sus servicios religiosos durante unos años para España, Portugal, sur de Francia y partes del sur de Italia.
Este edificio se convirtió en una piedra clave para el establecimiento de la Iglesia de Jesucristo en España, que en 2003 obtuvo del gobierno español su “notorio arraigo”: otro de los “milagros” atribuible en parte a la construcción del Templo de Madrid.
El “notorio arraigo” es una condición jurídica que concede el gobierno a una confesión religiosa, que certifica su presencia destacada en el país, debido a sus creencias religiosas, al número de creyentes y a su implantación en el territorio nacional.
Quince años antes de la dedicación del Templo de Madrid, se publicó un artículo en el diario ABC de fecha 7-7-84, en la página 42, que mostraba la imagen de la iglesia en esos años. Este artículo describía a la iglesia diciendo que “es una secta minoritaria en número, y con mayoría de miembros extranjeros, que en la actualidad cuenta con unos 7.000 adeptos. Y esta secta se encuentra tan alejada de las doctrinas cristianas, que para muchos se halla al otro lado del cristianismo”.
El contenido de este artículo contrastaba con el aparecido en el mismo periódico con fecha 24-3-98, página 68, en el que se escribe en parte lo siguiente: “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una iglesia cristiana, comprometida con el relato del Nuevo Testamento sobre el nacimiento, vida crucifixión y resurrección de Jesucristo… Sus miembros se distinguen por una fe activa y vigorosa…”.
En este segundo artículo, no se habla de una secta, sino de una Iglesia, que ya no está al otro lado del cristianismo, sino que es una iglesia cristiana comprometida con el relato del Nuevo Testamento. Además, ya no se habla de “adeptos”, sino de “miembros con una fe vigorosa”.
¿Qué había ocurrido para que se produjera un cambio tan radical de actitud en un mismo periódico en apenas catorce años?
Este artículo aparecía en la parte central del periódico a doble página, con gran despliegue de texto y con fotografías a todo color, para informar de la construcción en el barrio madrileño de Moratalaz del “primer templo mormón”.
Ahí estaba la diferencia: en el Templo de Madrid. Y podríamos decir, pues, que la historia de la Iglesia en España se divide en “antes del Templo de Madrid” y “después del Templo de Madrid”.
Ciertamente, el Templo de Madrid contribuyó significativamente al “notorio arraigo” de la Iglesia en España.