Voces de los Santos

De la timidez a la confianza: Cómo la misión cambió mi vida

Servir en una misión de tiempo completo no solo fortaleció mi fe, sino que cambió la forma en que veo el propósito de mi vida. Cada desafío, cada persona que conocí y cada lección aprendida fueron herramientas para mi crecimiento espiritual y personal. Hoy, al mirar atrás, veo cómo la mano de Dios me guió en cada paso, preparándome para un futuro con mayor confianza y determinación.

Con la hermana DeCoursey en Managua, Nicaragua Ana Faedis Ruiz Merino
Con la hermana Barrett en Managua, Nicaragua

Tuve el privilegio de servir como misionera de tiempo completo en la Misión Nicaragua Managua Norte desde 2010 hasta 2012. La certeza de que debía ir a la misión llegó cuando apartaban como misionera a una amiga de mi barrio. Poco después, tuvimos la bendición de servir juntas como compañeras, una experiencia que fortaleció mi fe y me ayudó a ver el propósito que Dios tenía para mí.

Desde el comienzo, sabía que servir en la misión no sería fácil, pero con el tiempo aprendí a vivir a la manera del Señor. Uno de los mayores aprendizajes fue dejarme guiar por el Espíritu Santo y, sobre todo, obedecer Su dirección. La misión me enseñó que, aunque mis planes y expectativas no siempre se cumplieran como yo los imaginaba, Dios sí sabía exactamente lo que necesitaba para mi crecimiento y preparación.

La hermana Ruiz como misionera de tiempo completo en Managua, Nicaragua. Ana Faedis Ruiz Merino
La hermana Ruiz como misionera de tiempo completo en Managua, Nicaragua.

Antes de salir a la misión, mi padre financiaba mis estudios de enfermería. Sin embargo, durante mi servicio, sentí la impresión de que al regresar debía estudiar una carrera que me permitiera ser autosuficiente y contribuir económicamente con mi familia, además de prepararme física y espiritualmente para formar mi propio hogar. Al volver a El Salvador, culminé una licenciatura en Educación Básica para el primer y segundo ciclo, y me casé. Actualmente, sigo avanzando en mi desarrollo profesional, con planes de continuar una formación relacionada con la educación básica.

Con la hermana DeCoursey en Managua, Nicaragua Ana Faedis Ruiz Merino
Con la hermana DeCoursey en Managua, Nicaragua

La misión no solo me brindó preparación académica y espiritual, sino que también me ayudó a superar mis miedos. Aprendí a socializar con personas de distintas realidades, lo que me permitió vencer la timidez y sentirme más cómoda al entablar conversaciones con desconocidos. Esto me facilitó la comunicación en mi vida laboral y personal, e incluso fue lo que me permitió conocer a mi esposo. Ser misionera me ayudó a fortalecer mi confianza en mí misma, a luchar por mis metas y a seguir adelante con determinación.

Recomiendo a todos los jóvenes servir en una misión de tiempo completo. Es una experiencia única e inolvidable que nos prepara para la vida adulta y nos da herramientas para afrontar la vida con fe y valentía. También los animo a orar constantemente. Cuando no sepan qué decisión tomar, cuando se sientan atribulados o desesperados, la oración será su guía. Nadie mejor que nuestro Padre Celestial para mostrar el camino, porque en esta vida, la prueba es vivir, y Él siempre está ahí para ayudarnos.

La hermana Ana Ruiz Merino, con su esposo, el hermano César Ernesto Merino Argueta y su pequeño hijo Thiago. Ana Faedis Ruiz Merino
La hermana Ana Ruiz Merino, con su esposo el hermano César Ernesto Merino Argueta y su pequeño hijo Thiago.