Voces de los Santos

Cuando Dios habla en primera persona

En el Evangelio según San Juan, Jesús no solo enseña con palabras, sino que revela su identidad divina con una fuerza que atraviesa los siglos. Cada vez que declara “YO SOY”, no está usando una simple expresión: está proclamando que Él es el Dios eterno, el mismo que habló a Moisés desde la zarza ardiente. Este artículo nos invita a redescubrir el poder y la profundidad de esas palabras, que siguen transformando corazones y afirmando nuestra fe en el Redentor que vive y reina por siempre.

Jesucristo en las Américas Biblioteca de la Iglesia

Durante la fiesta de los Tabernáculos (Sukkot), Jesucristo se dirigió por última vez a Jerusalén. Su ministerio en Galilea había concluido, y como relata Lucas, “afirmó su rostro para ir a Jerusalén” (Lucas 9:51). En el Templo enseñaba con autoridad, mientras los escribas y fariseos intentaban desacreditarlo. En medio del debate, Jesús pronunció una declaración que estremeció a sus oyentes: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58).

Esta afirmación provocó que quisieran apedrearlo, pues Jesús no solo hablaba de preexistencia, sino que se identificaba con el nombre divino revelado a Moisés: Ehyeh asher ehyeh — “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:14). Cada vez que decía “YO SOY”, se vinculaba con el Dios del Antiguo Testamento.

Juan José Martínez Segura, Juan José Martínez Segura,
El Hno. Juan José Martínez Segura, dirigiéndose a los miembros de su Rama en Huércal Overa.

El Evangelio de Juan recoge siete declaraciones simbólicas en las que Jesús revela su identidad divina:

  • 'Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35): alimento espiritual que da vida eterna. 
  • “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12): guía en la oscuridad espiritual. 
  • “Yo soy la puerta” (Juan 10:9): acceso al Reino de Dios. 
  • “Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11): cuida y da su vida por sus ovejas. 
  • “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25): poder sobre la muerte. 
  • “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6): única vía hacia el Padre. 
  • “Yo soy la vid verdadera” (Juan 15:1): fuente de crecimiento espiritual.

Estas afirmaciones no son meras metáforas, sino proclamaciones de su divinidad, su misión redentora y su amor eterno.

La expresión ani hu también aparece en Isaías 43:10, reafirmando la identidad eterna de Dios. Jesús no dice “yo era” ni “yo seré”, sino “yo soy”: presente absoluto, existencia divina.

Isaías 53 describe al Siervo Sufriente, figura profética que anticipa a Cristo: “Por su llaga fuimos nosotros curados”. Jesús, el “YO SOY”, es también el Siervo que se entrega por nosotros, revelando el amor puro de Dios.