Mensaje de los líderes de Área

Conviértanse en mayordomos agradecidos

Como buscadores de Jesucristo, nuestro juego de la vida gira en torno a encontrarlo a Él.

Elder Mark Stewart
Élder Mark G. Stewart, Reino Unido Setenta de Área, Área Europa Norte

En las reuniones familiares de los Stewart, hay un juego que siempre desempolvamos: el Monopoly. A veces la vida puede parecer una partida de Monopoly. Durante un reciente evento familiar, mi esposa, Ailsa, me preguntó: “¿Por qué estás siempre tan contento cuando juegas a este juego tan frustrante?”. Mi respuesta fue simple: “Lo que me divierte es la incertidumbre o el riesgo de jugar, no el hecho de ganar o perder”.

La reputada creadora del concepto del juego, Lizzie Magie1, hija de inmigrantes escoceses, lo llamó “el juego de la vida” con el propósito de experimentar de primera mano lo que se siente al acumular riqueza o al perderla. Los cuáqueros lo popularizaron porque lo consideraban útil para mostrar el capitalismo bajo una nueva luz. Charles Darrow lo llevó al éxito comercial y se hizo millonario, mientras que Lizzie, paradójicamente, no ganó nada.

woman folding her hands over her heart

Como buscadores de Jesucristo, nuestro juego de la vida gira en torno a encontrarlo a Él2. Buscar a Jesucristo es un privilegio cuando comprendemos que Él ha preparado el camino para que podamos encontrarlo y llegar a ser como Él. He descubierto que ser un mayordomo agradecido está marcando totalmente la diferencia en mi trayecto hacia Él.

El nombre de nuestra familia tiene su origen en los grandes mayordomos de Escocia. Los Stewart fueron siervos cuyo servicio, con el tiempo, los llevó a convertirse en una generación de reyes. De manera similar, como buscadores de Jesucristo, somos siervos, santificados por medio de la Expiación de Jesucristo, para que lleguemos a ser como Él.

Nuestro lema familiar es “Virescit vulnere virtus”, que significa “La valentía se fortalece ante las heridas”. Estoy descubriendo que mi valentía aumenta cuando, como mayordomo, comprendo cuál es mi verdadero propósito y de dónde proviene mi poder.

En una revelación que se dio en Kirtland, Ohio, en 1831, el profeta José Smith habla de la importancia de la mayordomía: “Y de cierto, en esto habéis obrado sabiamente, porque el Señor requiere de la mano de todo mayordomo, que dé cuenta de su mayordomía, tanto en el tiempo como en la eternidad”3. Esta rendición de cuentas es fundamental para las promesas supremas de los mayordomos fieles: “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente? […]. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”4.

Al igual que en el Monopoly, lo contrario a ser un mayordomo o siervo es ser un propietario ingrato. Un propietario podría pensar: “Lo más importante para mí es aquello que poseo”5. Un mayordomo, en cambio, entiende esto: “Lo más importante para mí es quién me dio esto o quién lo confió a mi cuidado”6. La manera en que jugamos al juego de la vida puede resultar transformadora cuando comprendemos a quién servimos y cuando procuramos mejorar los acontecimientos —el riesgo— que afrontamos en nuestro trayecto por este gran tablero de la vida.

Al igual que en el Monopoly, la alegría al adquirir una codiciada propiedad, o por el contrario, la frustración de caer en una “carta de suerte” adversa, o incluso la pérdida de todo nuestro dinero al tirar un dado, reflejan que el juego de la vida nos traerá tanto lo bueno como lo malo, felicidad y tristeza. El apóstol Pablo hizo hincapié en la actitud que necesitamos para convertirnos en mayordomos excepcionales: “Dad gracias en todo”7.

Como mayordomos agradecidos, nuestra vida puede adquirir un sentido mayor que cualquier otra cosa que el mundo pueda ofrecer. Nuestra vida puede llegar a convertirse en un lienzo para la gloria de Dios, pues tal como expresó David en los Salmos, Dios es el propietario: “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan”8.

Los invito a convertirse en mayordomos agradecidos mientras juegan a este desafiante juego de la vida. Si somos fieles, contamos con el apoyo de la esperanza que se encuentra en Jesucristo y en las promesas que nos ha hecho: “Sobre todos sus bienes le pondrá”.

En el nombre de Jesucristo. Amén.


Notas:

  1. “Monopoly’s inventor: The progressive Who didn’t pass go”, The New York Times, 2015.
  2. Éter 12:41.
  3. D. y C. 72:3.
  4. Mateo 24:45–47.
  5. Diccionario de la RAE, “propietario”.
  6. Diccionario de la RAE, “mayordomo”.
  7. 1 Tesalonicenses 5:18.
  8. Salmo 24:1.