Cincuenta y cinco aniversario de la Dedicación de España a la predicación del Evangelio

20 de mayo de 1969

El hermano Oliveira, el primero a la izquierda, y otros líderes de la Iglesia en ese momento , entre ellos el apóstol Marion G. Romney , el cuarto por la izquierda
El apóstol Marion G. Romney, el tercero por la derecha, junto a líderes de la Iglesia para Europa en aquel momento. El primero a la izquierda, el hermano José María Oliveira Aldámiz, quien era el presidente de la Rama de Madrid y el único español en esta histórica ocasión en la que compartió un discurso con los presentes

 

El 20 de mayo de 1969, un grupo de personas, la mayoría estadounidense, se reunió en la Casa de Campo, un parque situado al oeste de la ciudad de Madrid. A las siete menos cuarto de la mañana, ese grupo de extranjeros subía a uno de los cerros más altos del parque, desde el que se podía contemplar la ciudad, que despertaba a otro día más en la vida de la capital de España. Pero aquel día de primavera iba a suponer el principio de un gran cambio en la vida de muchos españoles.  

La primera Ley de libertad religiosa se había aprobado el 28 de junio de 1967. Y el reconocimiento legal de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como “Asociación Confesional no católica” se obtuvo el 22 de octubre de 1968.  

Después de reconocer legalmente, el paso siguiente sería empezar la obra misionera. Pero antes de enviar misioneros, la presidencia de la iglesia tenía que autorizar a alguien, normalmente a un miembro del Consejo de los Doce Apóstoles, para que consagrara o dedicara el país a la predicación del Evangelio. El 15 de mayo de 1969, el élder Marion G. Romney, apóstol encargado de la iglesia en Europa, viajó a España para evaluar la situación del país, y decidir el momento más oportuno para organizar la obra proselitista. El élder Romney sintió que ese momento había llegado, y después de llamar por teléfono a las oficinas centrales de la Iglesia para consultar este asunto, decidió que había llegado el día esperado para “dedicar la tierra de España a la obra misionera”. Se acordó que la Dedicación de España para la predicación del Evangelio se haría el día siguiente: el 20 de mayo de 1969. El lugar elegido fue la Casa de Campo, el mayor parque púbico de Madrid, situado, como indico más arriba, al oeste de la ciudad.  

Fotografía del grupo en la Casa de Campo donde se aprecia la luminosidad de esa hermosa mañana
Aquel día de primavera iba a suponer un gran cambio en la vida de muchos españoles

En el desarrollo de la Ley de libertad religiosa aprobada dos años antes se decía que para la celebración de reuniones con fines religiosos fuera de los lugares de culto se debería presentar por escrito una solicitud al Gobernador civil de la provincia en un plazo no menor de diez días antes de la fecha propuesta para la reunión. Y se añadía que no se requería autorización gubernativa previa para las reuniones con fines religiosos que no excediesen el número de veinte personas; aunque en este caso se refería a reuniones celebradas en el interior de un edificio. Por todas estas restricciones sobre las reuniones en el exterior, y como no había tiempo para obtener los permisos necesarios, para evitar problemas, se intentó que el número de asistentes a la Dedicación fuera lo más reducido posible, y que el tiempo de la reunión fuera breve. Por tanto, no se hizo ningún tipo de publicidad del acto. Pero el acontecimiento fue tan extraordinario que no se pudo evitar que la cantidad de personas que asistieran fuera superior a lo permitido. Los directores del grupo oraban para que lo temprano de la hora los librara de cualquier problema con la policía.  

La Dedicación fue, pues, el martes 20 de mayo de 1969. La reunión comenzó a las 7.00h. de la mañana, cantando el himno “The Morning Breaks, The Shadows Flee” (Ya rompe el alba). La primera oración la ofreció F. Dean Hunger, presidente del Distrito del Mediterráneo Occidental (la Iglesia de España pertenecía a este Distrito, que era parte de la Misión de Francia; la Misión de España, separada de la Misión de Francia, se organizaría en julio de 1970). José María Oliveira Aldámiz, presidente de la Rama de Madrid, pronunció un breve discurso. Después, cantaron el himno “Joseph Smith's First Prayer”, también llamado “Oh, How beautiful Was the Morning” (La oración del Profeta). La letra de los himnos escogidos describía muy bien lo que estaba ocurriendo aquel amanecer en el cielo de España. El élder Marion G. Romney dijo algunas palabras, y después ofreció la oración dedicatoria. La última oración la dio Smith B. Griffin, presidente de la Misión Francesa, a la que, como digo, pertenecía la iglesia de España.  

La reunión terminó a las ocho menos veinte; duro, pues, cuarenta minutos. Hubo una asistencia de 34 personas, la mayoría estadounidenses. Sólo había un español en la reunión: José María Oliveira Aldámiz (José María conoció la Iglesia gracias a la persona con quien posteriormente se casaría: Patricia Graff).  

Retrato del élder Marion G. Romney
El élder Marion G. Romney dedicó España para la predicación del Evangelio Restaurado el 20 de mayo de 1969

La Oración Dedicatoria dice en parte lo siguiente: “… Padre, con la autoridad del Santo Sacerdocio y del Apostolado, dedicamos esta tierra de España y al pueblo que mora en ella, para la predicación del Evangelio de Jesucristo… Oramos para que aquellos que vengan aquí a enseñar estén llenos del espíritu del Evangelio. Bendícelos para que sean sabios en la forma como se acerquen a este pueblo, para que enseñen, Oh Padre, con el poder del Espíritu, y lleguen al corazón de muchas almas… Que Sion crezca y aumente en esta tierra; que los justos se congreguen, y que en un futuro no muy lejano se organicen… barrios y estacas para el fortalecimiento de tu Reino, y para la salvación de tu pueblo sobre esta tierra… Damos aquí y ahora sobre esta tierra y sobre su pueblo una bendición apostólica, para que sus almas se iluminen con el resplandor de la fe y de la paz, que les ayude a contemplar la luz que lleva a la vida eterna…”. Destaco esta parte de la oración, porque en ella se pidió a los misioneros llamados a predicar en una España Católica que se acercaran y enseñaran a las personas con sabiduría y con el poder del Espíritu; es decir, con respeto por sus creencias y sus tradiciones (“basándose en creencias comunes”, como decía el Manual Misional de entonces), para que las ayudaran a aceptar el mensaje del Evangelio Restaurado de Jesucristo. Porque de esa manera lograrían hacer crecer más eficazmente la Iglesia de Jesucristo, organizando barrios y estacas. Esa experiencia la tuve yo como un joven católico practicante, cuando los misioneros me encontraron en Madrid en 1970, poco después de organizar la Misión de España, y me enseñaron el Evangelio Restaurado de Jesucristo. Y la tuve después como presidente de Misión en Andalucía (Misión de Málaga), al explicar a los misioneros, la mayoría estadounidense, cómo deberían enseñar el Evangelio en una región llena de tradiciones católicas, habiendo sido yo católico y descendiente de muchos antepasados ​​andaluces. 

Después de la sagrada ordenanza de la Dedicación, España quedó abierta a la predicación del Evangelio Restaurado. Y el mes siguiente, en junio de 1969, llegaron a Madrid los primeros misioneros de la Iglesia. Así comenzó el establecimiento del Reino de Dios en España, actualmente lleno de barrios y estacas, en cumplimiento de la bendición apostólica del élder Romney.  

En el mes de mayo de este año 2024 celebramos el Quincuagésimo quinto Aniversario de este acontecimiento, uno de los más importantes de la historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de España.